Nuestra historia trata de una tejedora, de un barbero y de su pasión compartida por la comida italiana. Comienza en 1827 en la pequeña y adormecida ciudad de Sansepolcro, en Toscana, donde una tejedora conocida como Mama Giulia era más famosa por su pasta que por su tejido. Y donde su marido, un barbero llamado Giovambattista Buitoni, soñaba con abrir una tienda de pasta.
Un día, este sueño empezó a hacerse realidad. Mama Giulia empeñó su única reliquia, un collar de coral naranja brillante, para poder comprarse unas cuantas máquinas rudimentarias. En su taller, la pareja reinventó el arte de la cocina tradicional italiana combinándolo con las máquinas y la tecnología de que disponían. Con este espíritu de tradición e ingenio que ahora llamamos "The Buitoni Way", nació Buitoni.
Tras la muerte de su marido, Mama Giulia dirigió nuestra empresa durante 37 años. Fue una mujer directora general antes incluso de que existiera el término "directora general" y fomentó este espíritu de tradición e ingenio a todos los niveles de la empresa.
Este espíritu, "The Buitoni Way", ayudó a establecer a Buitoni como líder del mercado en los tiempos modernos. Nos permitió construir nuestra primera fábrica totalmente eléctrica en 1890, inventar la divertida y colorida pasta arco iris para que los niños comieran verduras y encontrar la manera de extraer el gluten rico en proteínas de la harina para enriquecer nuestra pasta con él, en una época en la que las proteínas eran caras y difíciles de conseguir.
Todo empezó con un gran sueño en una ciudad pequeña. Pero después de 193 años, este pequeño sueño logró premios, alimentó a familias, fue el primero en llevar los espaguetis a Nueva York y la penne a París, inventó nuevas formas de pasta y compartió nuestra pizza napolitana con millones de consumidores. Y todo gracias a una tejedora y a un barbero que combinaron tradición e ingenio para hacer realidad su sueño.